WS,
Master in Business Administration (10 cosas que un empresario puede
aprender de otro empresario llamado William Shakespeare).
Olvídese de lo de la pasar a la posteridad,
tener 4 páginas en las enciclopedias y ser el mayor icono de la lengua
y la literatura inglesas, porque puede que a Shakespeare no le
interesara demasiado ninguna de estas cosas (al fin y al cabo, murió
sin molestarse en ver más de la mitad de su obra publicada). Tan sólo
piense en un muchacho de provincias que marcha a Londres con unos 23
años -sin más patrimonio que su talento-, y que lleva sus asuntos y
negocios con la brillantez suficiente como para poder retirarse y
volver a su pueblo con 50. En otra palabras, olvídese de Hamlet y piense en William Shakespeare como en un exitoso empresario y hombre de negocios.
Mis conocimientos del mundo de la empresa y los negocios son mínimos,
pero he dedicado bastante tiempo de mi vida a estudiar la de Will, y
estas me parecen que son las claves de su éxito en los negocios. Aquí
se las dejo, igual usted puede sacar algo en limpio de alguna (o
algunas o todas) ellas para la situación actual :)
1-Tradición Familiar.
El padre de William -John Shakespeare- era un próspero comerciante,
especializado sobre todo en la piel y, particularmente, en la
fabricación de guantes. Está claro que William creció en un ambiente
donde el comercio, los clientes y las cuentas eran el pan nuestro de
casa día y, seguramente, William tuvo pronto muchos conceptos claros,
tanto por lo que le contaba su padre como por lo que veía
personalmente. El primero de todos, que si no vendes tu producto, no
hay dinero, y sin dinero la vida es peor.
2-Experiencia de fracaso.
Los negocios le terminaron yendo mal a John Shakespeare. De hecho, esa
es seguramente la razón de que William Shakespeare no pudiera ir a la
universidad. Debieron de ser tiempos duros, pero es casi seguro que
William sacó múltiples enseñanzas del fracaso de su padre, tantos las
causas que lo produjeron como la necesidad de aprender de los errores,
no rendirse y seguir luchando.
3-Tener una pasión que deriva en un sueño factible. Identificación y
desarrollo de los talentos, y reconocimiento de los puntos débiles.
William Shakespeare debió de sentir desde bien pequeño una gran pasión por las letras, y un gusto por escribir y
desarrollar historias. Resulta más que probable que sus maestros de
la escuela primaria ya se dieran cuenta de esto, se lo recalcaran y le
indicaran que ahí podía estar su futuro. Sabiendo que tenía talento para la creación literaria, Shakespeare marcha
a Londres, pues no podía alcanzar su sueño en ningún otro sitio.
Londres era el lugar y allí se dirigió, impulsado por la pasión y
persiguiendo un sueño. Abandonó para ella a mujer y tres hijos en su
pueblo de Stratford. No debió de ser una decisión sencilla, pero no
había alternativa si realmente quería triunfar en el mundo de teatro.A partir de esta base,
Shakespeare debió de trabajar muy duro para convertirse en el grandísimo
escritor que llegó a ser: sus obras no nacen de la "inspiración divina"
o una "mágica genialidad, un don".
Por otro lado, quizás el sueño de Shakespeare, como el de cualquiera
que acerca al mundo del teatro, era ser actor. No obstante, él se debió
de dar cuenta pronto de que era mucho mejor con la pluma que sobre el
escenario, por lo que siempre se conformó con representar papeles
secundarios, dejando los protagonistas -sus protagonistas- a las
grandes estrellas de la escena. Empecinarse en lo contrario empujado
por la vanidad habría perjudicado a la taquilla, y eso es lo último que
un empresario se puede permitir.
4-Aprender de los mejores.
Shakespeare conocía bien la literatura y mitología greco-latinas, así
como la Biblia, y todas las tendencias artísticas y literarias de su
época. De hecho, la mayor parte de su creación dramática está basada en
obras ya escritas. En ese sentido, Shakespeare en más un "perfeccionar
de historias" que alguien que las invente. Por otro lado, cuando
Shakespeare comienza su carrera profesional, el principal dramaturgo
inglés es Christopher Marlowe. Shakespeare se empapó de su obra,
aprendió de ella y asimiló todas las influencias positivas. En otras
palabras, no habría habido Shakespeare sin Marlowe. Marlowe aparte,
Shakespeare -en especial en su primera etapa- también colaboró y
aprendió de otros importantes autores de su tiempo.
5-Satisfacer las necesidades del público (o sea, los clientes).
Nunca sabremos si las obras de Shakespeare reflejan lo que él realmente
deseaba escribir (no había periodistas en 1600 para formularle la
pregunta), pero lo que sí es seguro que es produjo aquello que sabía
que le iba a gustar al público, lo que se demandaba, lo que estaba de
moda: comedias ligeras, una tragedia de venganza y obras sobre la
historia de Inglaterra. Era lo que llenaba los teatros, lo que los
hombres y mujeres que depositaban su penique en la caja buscaban, y eso
fue lo que Shakespeare les dio, y lo que le permitió hacerse un nombre
como dramaturgo. Por otro lado, también creó poesía que dedicó al noble
Southampton, sabiendo que él le recompensaría generosamente por ellos.
O sea, que Shakespeare era un dramaturgo comercial y un poeta pelota.
Exacto, y ello le permitió llenarse los bolsillos.
6-Aliarse con los mejores.
Si quieres que tus obras de teatro triunfen, tienes que conseguir que
sean excelentemente representadas. Así, Shakespeare se relacionó con
los mejores intérpretes de su época, en especial la compañía "Lord
Chamberlaín's Men", con Richard Burbage (actor dramático) y Will Kempe
(cómico) a la cabeza. La relación es beneficiosa para ambas partes: los
mejores actores encarnan a los personajes de Shakespeare, pero éste, a
su vez, crea papeles a medida para las características de cada artista.
7-Trabajar en equipo
Como ya quedó dicho, algunas obras de Shakespeare están escritas en
colaboración con otros autores. Esta concepto resulta muy sorprendente,
acostumbrados a la imagen de un escritor solitario creando en la
intimidad de su habitación a la luz de las siempre inspiradoras velas.
Los escritores trabajaban con plazos y no era raro vencer un bloqueo
creativo pidiendo ayuda a un colega a cambio de una parte de los
beneficios. Por otro lado, un autor podía tomar una obra inacabada y
finalizarla él, o -incluso- tomar una obra de éxito y añadirle alguna
escena para volver a atraer al teatro a un público que ya la había
visto. A este respecto, conviene recordar que, una vez vendida, una
obra de teatro pertenecía a la compañía que la había adquirido, y no a
su autor.
8-Ambición, austeridad e inversión.
Ser actor y escritor le habría dado a Shakespeare para ganarse la vida,
pero donde realmente estaba el dinero era en ser empresario. Tan pronto
como pudo, se hizo socio de los "Lord Chamberlain's Men", por lo que
tenía derecho a un parte de las taquillas del grupo -aunque,
lógicamente, también arriesgando su dinero en todos los gastos en los
que incurrían (sin ir más lejos, levantar el mítico teatro "The
Globe"-. Pero entonces, pese a que su situación económica era
desahogada, no se dio a grandes lujos: seguía viviendo en una
habitación alquilada, dedicando sus beneficios a invertir en
propiedades inmobiliarias y tierras en su Stratdord-on-Avon natal, así
como una casa en Londres (que jamás habitó).
9-Evolucionar para mejorar el servicio.
El estilo y la temática de las obras de Shakespeare fueron cambiando
según avanzó su carrera, pero tales cambios no siempre se pueden
achacar a motivos puramente artísticos: la última etapa de su
producción dramática se caracteriza por un nuevo estilo (técnicamente
conocido como "Romance") que estaba pensado para representarse en la
última inversión de su empresa: el Blackfriars Theatre. Este antiguo
priorato se convirtió en un teatro a cubierto, con obras donde se
cuidaban mucho más los aspectos de vestuario y efectos escénicos, y
pensadas para un público más refinado y dispuesto -aquí está la clave-
a pagar entradas más caras. En otras palabras, Shakespeare orienta su
creación dramática a ofrecer un producto más sofisticado que poder
ofertar -y vender- a un precio mayor.
10-Mimar la comunicación y las relaciones públicas.
Shakespeare, y su compañía, sabían perfectamente de la importancia
capital de llevarse bien con los poderosos, tanto por el hecho de que
las funciones privadas reportaban más dinero que las públicas, como por
el prestigio y la protección que daban. A este respecto, merece mención
especial la buena relación que Shakespeare mantuvo con los monarcas de
la época: están documentadas múltiples actuaciones ante la reina Isabel
I (de hecho, su abuelo Enrique VII es el héroe de la obra Ricardo III), y su sucesor -Jaime I- los tomó bajo su protección personal como los "King's Men".
Buen indicador del prestigio que tenía el nombre (o, ¿por qué no?.. la
marca) Shakespeare, es que se publicaron algunas obras de otros autores
afirmando que eran de William.
En resumen, que espero que este breve artículo le haya presentado a
William Shakespeare desde un nuevo punto de vista y, ¡ojalá!, le haya
servido de inspiración para desarrollar algún aspecto de su carrera
profesional con un enfoque nuevo y, esperemos, mejor.